11 jornadas han tenido que pasar para que la fiel afición azulina haya contemplado la primera victoria de su equipo en la temporada. Y el guión del partido tuvo todos los ingredientes que hacen vibrar a los espectadores: emoción, lucha y suspense hasta el final.
Empezó el San Fernando con mayor ímpetu que en anteriores ocasiones, con un juego más directo, colgando balones y buscando los desmarques de Ernesto y Cristian Teran. Tras el lógico empuje del equipo local, poco a poco el filial cordobesista fue cogiéndole el pulso al partido conducido por un viejo conocido de la parroquia isleña como es el jerezano Adri Cuevas. Estuvo omnipresente, participativo, asociándose bien con sus compañeros y provocando los primeros murmuros en el ya impaciente público cañailla.
La lesión de Terán, un posible penalti a Ernesto, y el escaso aporte ofensivo del debutante David Hernández son las notas a destacar de aquí al final de la primera parte.
Tras el descanso, volvió el San Fernando a tomar la iniciativa para ya no perderla en todo el partido, con más corazón que cabeza, con escaso fútbol, aupado por un resurgir inesperado de todo un veterano como Iván Guerrero, que fue sin lugar a dudas el hombre clave del partido, dando el pase correcto, haciendo la falta necesaria, presionando como en sus tiempos de delantero arrancando los aplausos del respetable.
Y en una de esas recuperaciones en tres cuartos de cancha, Jorge Herrero fue arrollado por Cristian y el trencilla no dudó en señalar los once metros. El encargado de lanzar la pena máxima no fue otro que el bautizado por esta web como “el poeta del gol”, Pedro Carrión. Los fantasmas del penalti fallado ante el Lucena sobrevolaron las gradas del Iberoamericano, pero esta vez ajustó hacia la derecha del meta Sillero que no pudo hacer absolutamente nada para evitar que subiese el primer gol al marcador.
Quedaban 25 minutos de partido para teóricamente disfrutar de ver al equipo ganando, pero el jarro de agua fría no tardó en llegar, a los dos minutos, Carrión se retorcía de dolor tras un encontronazo con un rival, el filial cordobesista no tiró el balón fuera ni el árbitro paró el juego (como sí hizo en la primera parte ante un lance similar) y como no, Adri Cuevas culminó con un cabezazo casi en linea de gol una gran jugada del bloque visitante.
Cuando las caras de los espectadores eran un auténtico poema, salió a relucir la casta del equipo y los frutos del trabajo mental que realiza nuestro “coach”. No podía volver a pasar, no se podían escapar otra vez un partido que se merecía ganar. Y en estas, Pedro Carrión sortea dentro del área a un defensor, y cuando parecía que perdía la ocasión de chutar, estiró la pierna y con un sutil toque despista totalmente a Sillero y desata la locura en el Estadio Iberoamericano. Era el minuto 84, y de ahí al final, apenas se jugó, el San Fernando supo nadar y guardar la ropa y la victoria se quedó en la Isla.
Cabe destacar la reaparición de Ñoño, todo un estandarte del equipo que por desgracia había permanecido 9 meses en el dique seco por la brutal agresión que sufrió en Murcia.
El isleño y David Hernández tendrán mejores actuaciones conforme vayan cogiendo la forma. Si vuelven Carlitos y Ocaña, Ernesto sigue mostrando esa línea ascendente, y Ñoño se empieza a parecer al jugador que nos deslumbró a todos... ojo a este equipo, que como dice Masegosa, dará mucha guerra en la categoría.
Próxima parada: La Línea.
Salvador Martinez
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