Empezaba bien el partido con dominio y algún acercamiento al
área sevillista protagonizado por los activos pero imprecisos Terán y Ernesto,
que concluyó con un penalti errado por el jugador más extraño que un servidor
recuerde sobre un terreno de juego. Un hombre capaz de hacer un gran regate,
irse por velocidad de su par, y luego con todo a favor, fallar goles
cantados. Muchos en la grada ya
vaticinaban que esa pena máxima no acabaría dentro. Así fue, Cristian Terán
disparó fuerte a un lado, pero a media altura y el cancerbero sevillista Soria
fue capaz de despejar la pelota y llevar la desolación a la parroquia local.
Espoleados por el error desde los once metros, todavía duró unos minutos el
arreón local culminado con un cabezo de Sambruno que lamió la cepa del poste
para desilusión del bravo jugador gaditano.
El filial sevillista apenas se mostraba en ataque, tan solo
un disparo del pequeño jugador Jony, tras regatear a varios contrarios, puso en
algún apuro a David Valle.
Cuando todo apuntaba al enésimo partido aburrido al que
asistimos, se produjo la jugada fea del partido, cuando Beto, agrede al inédito
David Hernández y le provoca una fractura múltiple en el rostro, y acaba con el
jugador del Sevilla en la caseta expulsado justamente.
Cuando lo más lógico era
pensar en un asedio continuo sobre la portería contraria, no fue eso lo que
ocurrió y los más de 20 minutos que quedaban de partido no hicieron más que
mostrar las carencias de aptitud y actitud de las que adolece este San Fernando.
Afortunadamente los rivales en la tabla no obtuvieron tampoco resultados
positivos y eso hace que la salvación siga a tiro de piedra. Es solo un punto,
pero las sensaciones siguen siendo preocupantes.
Debemos quedarnos con la feliz reaparición de Ocaña, que se
mostró y lo intentó no siempre con acierto y la mejora de hombres como Germán y
Juanje que empezaron la temporada algo más dubitativos. Como siempre, la
afición estuvo de 10.
Salvador Martínez
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