Tardó unos minutos en recomponerse el San Fernando, que
trató de seguir con su idea inicial de elaboración del juego desde la defensa,
abrir el juego a los dos extremos, hoy más acertado Cristian que Ernesto, ... y
la verdad es que dio sus frutos esa idea ya que Ocaña conectó una espectacular
chilena que se coló casi en la escuadra de la portería algecireña desatando el
delirio en las gradas.
Era justo el empate para lo que se había visto en el campo,
del minuto 23 al final de la primera parte, no hay mucho más que contar en lo
futbolístico, pero sí en lo “sanitario”, con la enésima lesión que sufre el San
Fernando, esta vez personificada en un jugador primordial en el esquema del
míster como es el isleño Germán, que pidió el cambio. Eso hizo que reapareciera
Sambruno, al que notamos falto de ritmo y algo lento.
Y llegamos a la segunda mitad con una tónica parecida a la
primera, más posesión del equipo local, más fútbol elaborado, balones a banda,
incursiones de Terán con cierto peligro pero muy poca dinamita en los últimos
metros con un inadvertido Carrión.
Así, llegamos a los últimos 12 minutos de
partido donde Alfaro, el delantero algecirista recibe en profundidad tras un
error de la zaga isleña y bate por la izquierda a Valle. Tras el gol, la lógica
alegría de la parroquia algecireña quedó empañada por unos absurdos cánticos
del sector más radical que demostraron poco saber estar en un estadio
visitante. Con la policía nacional vigilando a este grupo ultra, no cesaban los
insultos que desde aquí ni comprendemos ni encontramos lógica alguna a esa
absurda rivalidad que nunca ha existido ni entre los dos clubes, y mucho menos
entre las dos ciudades. En fin, es lo que tiene tener poca materia gris en el
cerebro.
Masegosa ya había
introducido a Gallardo y a Zafra (cumplieron ambos, sobre todo Zafra que
promete bastante) así que las cartas estaban todas sobre la mesa, ya no había
tiempo para elaborar juego sino para colgar balones. Aún daría algún susto el
Algeciras, que pudo sentenciar en un par de ocasiones pero llegó la famosa
“justicia poética”, y el jugador que había regalado un gol al rival, enmendó su
error con un golazo en el último instante de la prolongación decretada por el
colegiado. Las caras de los ultras algecireños pasaron de la algarabía a la
desolación absoluta, aguantando ahora a la inversa, los cánticos de la grada
isleña. El empate por ocasiones de gol, lo consideramos justo, por iniciativa
de juego, quizás mereció el San Fernando algo más.
Ya lo advertía el míster en
la previa, toca sufrir todo el año, no parece que la cosa vaya a cambiar mucho
de aquí al final.
Salvador Martinez
Salvador Martinez
0 comentarios:
Publicar un comentario