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lunes, 9 de diciembre de 2013

Tres puntos de oro

El San Fernando sale provisionalmente de los puestos de descenso a expensas de lo que ocurra en el partido que jugará este martes el filial del Sevilla ante el Algeciras.

Partido tremendamente igualado en su primera mitad, con dos equipos que se respetaban, que apenas inquietaban la meta rival, y donde podemos concluir que ambos equipos plasmaron perfectamente el posicionamiento y la disposición sobre el campo planteado por sus respectivos entrenadores. De hecho, siendo sinceros, no hay demasiado que destacar de la primera parte, más que algún encontronazo entre Germán y el delantero de moda en la categoría, Arturo, curiosamente sobrino del afamado escritor Pérez-Reverte, y un quiero y no puedo del San Fernando, que siendo equipo local, debió hacer más en esos 45 minutos.

Quizás, cabe señalar el criterio tan dispar seguido por el colegiado en las tarjetas, mostrando alguna que se podía haber ahorrado, y no enseñando otras que sí debía haberlo hecho.

Todo transcurría siguiendo la tónica habitual de mediocridad en la que por desgracia estamos inmersos, pero la voluntad, las ganas del equipo, la aparición de Carlitos y de Ñoño, hacían que la grada se empezase a ilusionar con lo que estaba viendo. De hecho, todo cambió con la entrada del isleño y del chiclanero, y porqué no decirlo, la ausencia de un desafortunado Berni, que fue blanco de las críticas de una gran parte de la afición cañailla.

Llegamos al minuto 60 sin ocasiones claras para ningún equipo, hasta que Carlitos se lleva un balón que casi se perdía, el defensa manchego Jordi Pablo se lleva por delante al jugador del San Fernando para recibir su segunda y merecida tarjeta amarilla y dejar a su equipo media hora con un hombre menos.


Cuando todo indicaba un asedio sobre la portería visitante, ocurrió una de esas cosas que hacen que nos guste tanto este deporte, y es que el equipo mermado en número, es espoleado por la rabia y saca su mejor juego y pone en aprietos a un rival que queda noqueado por momentos quizás sorprendido por el arreón de La Roda que pudo adelantarse en un par de ocasiones.

Y ahí apareció el genial Ñoño, el pequeño jugador empezó a recordar al que deslumbró la temporada pasada y protagonizó dos acciones con regate y disparo, una de las cuales acabó en gol y llevó el delirio a las gradas del Iberoamericano.
Se vio al equipo eufórico tras el tanto, incluso se pudo perder un poco la concentración tras una agresión sufrida por Germán, que desembocó en una trifulca, que el señor colegiado resolvió con una retención de balón del bueno de David Valle que por calmar los ánimos olvidó echar el balón fuera y evitar esa sanción.

La falta indirecta terminó con una parada poco ortodoxa pero providencial del catalán que desvió con una pierna el lanzamiento del atacante de la Roda. En la siguiente jugada pitó el final el trencilla madrileño Muñoz Piedra, que prolongó casi 6 minutos el partido ante la incredulidad de los aficionados isleños. Una vez se retiraba el equipo a los vestuarios, pudimos apreciar la cara de felicidad del bueno de Ñoño.
Nos alegramos de tenerle de vuelta.

Siguiente parada Cáceres...                                                      
                                                                                                             Salvador Martinez

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